Digamos que hay dos opciones en la vida. Una Yóguica y otra Ayoguica (no yóguica). Dicho de otra manera. Podemos hacer las cosas bien o mal.

El sentido Yoguico es aquel que se adapta al sentido profundo de la vida dándole a todo ello un enfoque práctico.

“Solo el que ha intentado parar un riachuelo sabe lo difícil que es”.

Lo mismo ocurre con el Yoga. La práctica nos ha enseñado que no hay, dentro de lo útil, nada más difícil ni ambicioso que el Yoga. De la misma manera que también podemos afirmar, en esa misma medida que no hay nada mas útil y práctico. 

Podemos afirmar que el Yoga sirve para todo.

¿Cómo? ¿para todo? venga ya…

Sí, sí para todo. Porque sirve para situarse en armonía con la vida, para centrarse, para sanar, para tonificar el cuerpo, para oxigenarse, para acercarse a la felicidad, para conocer y aplicar las claves de la vida… De modo que desde ese estado Yóguico, podemos afrontar con mejor disposición todas las iniciativas y respuestas que necesitamos dar a nuestras vidas. Ya sea en el trabajo, en la pareja, en la familia, en el ocio…