Básicamente consta de cuatro partes:
– Conocimiento útil: Todo aquello que esté relacionado con el Ser Humano. Folosófia, Psico-Filosofía, Etica, Tecnología Yóguica…
– Asanas: Promueven el estiramiento muscular (elasticidad), mejoran la capacidad respiratoria, activan la circulación sanguínea, liberan la columna vertebral y todas las articulaciones; regulan el funcionamiento del sistema glandular y nervioso. Por otro lado, generan actitudes más positivas y ecuánimes que nos llevan a afrontar la vida con más alegría y, por último, favorecen un mejor conocimiento de uno mismo y la introspección.
– Ejercicios respiratorios: Nos permite conocer una función esencial para nuestro cuerpo, la respiración. Al hacernos dueños de la respiración equilibramos la energía que gobierna lo físico, lo emocional y lo mental. La práctica continuada del Yoga mejora nuestra salud y previene enfermedades ya que favorece un mejor funcionamiento del sistema nervioso, glandular, cardiovascular y digestivo. Es una disciplina que armoniza el Cuerpo, Mente y Conciencia.
– Relajación dirigida: Diluye la tensión de las estructuras musculares y articulares, nos sitúa en el equilibrio de las emociones, centra y clarifica la mente; integrando y articulando la personalidad y así lograr actitudes más serenas, calmadas, conscientes y, por tanto, más humanas.
En algunos casos incluimos Mantras y Meditación.
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